
La imagen corresponde a un estudio Holter. En la parte de arriba de la imagen se registra, en tamaño grande, el momento de la anomalía del ritmo y en la parte de abajo de la imagen se integra el evento (señalado en un cuadro gris) en un trazo más prolongado del ritmo del paciente.
En este trazado vemos un ritmo sinusal (onda P visible con más nitidez en trazado central). La frecuencia aproximada cuando el ritmo es estable es de 60 latidos por minuto (5 cuadros grandes entre cada QRS). Entre el primer y el segundo complejo QRS, se aprecia un intervalo significativamente mayor que entre los demás, en relación con una pausa.
Cuando nos enfrentamos a un ritmo cardíaco lento (aplicable también a las pausas), es importante evaluar la causa de las mismas.

Recordando la anatomía del tejido específico de conducción, podemos deducir que, ante una bradiarritmia o una pausa, se dan dos únicas posibilidades:
– Existe un problema en la generación del impulso por parte del nodo sinusal; esta entidad se denomina disfunción del nodo sinusal.
– El impulso se genera, normalmente, en el nodo sinusal, pero no se conduce a los ventrículos. En este caso, hablamos de bloqueos aurículoventriculares.
En nuestro caso se objetiva lo siguiente:
– Intervalo desproporcionadamente grande entre el primer y segundo complejo QRS.
– Ritmo sinusal de base (la onda P es positiva en DII).
– PR <0,20 s y constante, lo que indica que la conducción auriculoventricular es normal. Todas las ondas P van seguidas de complejo QRS.
– QRS estrecho, lo que indica que la conducción dentro de los ventrículos se desplaza por las vías normales.
Si nos fijamos en la actividad auricular, se aprecia que antes de la pérdida de complejo QRS también falta la onda P. En este caso, el problema de la pérdida de latido es que, intermitentemente, falta un estímulo sinusal.
CONCLUSIÓN: Pausas sinusales (pérdida intermitente de generación de impulsos en el nodo sinusal).
Es importante diferenciar las pausas sinusales de los bloqueos AV paroxísticos, donde la actividad sinusal no está alterada, pero algunas ondas P no se conducen a los ventrículos.

¿Cómo medimos las pausas?
Para medir las pausas tenemos que recordar un que el trazado electrocardiográfico debe realizarse de forma estandarizada.
Un elemento importante de esta estandarización es que la velocidad a la que sale el papel de registro es 25 mm/seg.

A partir de esta medida, podemos deducir lo siguiente:

Basándonos en esto, procedemos a medir la pausa.

Se trata de una pausa de algo más de 3 segundos. Concretamente 3.3 segundos.

Autor:
Campuscardio.com
Para saber más:
Blanco Vidal M, Fdez-Obanza Windscheid E. Electrocardiografía básica. Aproximación práctica a la lectura del EKG. 4ª edición 2020