El trazado muestra una frecuencia cardíaca de 120 latidos por minuto. Para calcular la frecuencia cardíaca, en el caso de trazados arrítmicos, no se puede aplicar la regla de los 300. En estos casos, multiplicamos el número de QRS que hay en registro del electrocardiograma por 6 (20 complejos QRS por 6 = 120 lpm).
Puesto que se trata de una taquicardia, el siguiente aspecto que debemos valorar es la anchura del QRS.
En este caso, el QRS es estrecho, por lo que podemos asegurar que el origen es supraventricular. En cuanto a las taquicardias supraventriculares debemos diferenciar, sobre todo, entre las siguientes cinco: Taquicardia sinusal, taquicardia auricular, flúter auricular, fibrilación auricular y taquicardia supraventricular paroxística.
Lo siguiente que debemos valorar es el origen del ritmo y, en este caso, apreciamos que no existen ondas P identificables. Puesto que no existen ondas P, el intervalo PR no es valorable. En cuanto a la respuesta ventricular (QRS) es totalmente irregular y rápida, por tanto nos encontramos con una fibrilación auricular con respuesta ventricular rápida.
Con respecto al segmento ST, la onda T y el intervalo QT, no observamos alteraciones significativas.
La fibrilación auricular es la arritmia cardíaca sostenida más frecuente en la población general. En ella, la actividad auricular es desorganizada y con múltiples impulsos dentro de las aurículas, lo que puede identificarse como una oscilación irregular de la línea de base en el ECG (onda f, que se ve mejor en V1) o, en los casos más evolucionados, no identificarse ninguna actividad auricular.
Debido a esta actividad caótica en las aurículas, el nodo AV se ve “bombardeado” por múltiples estímulos, provocando una respuesta ventricular irregular. Dependiendo de la capacidad del nodo AV para bloquear más o menos estímulos la respuesta ventricular en la FA puede ser más o menos rápida.
La fibrilación auricular se clasifica, según su tiempo de evolución y su capacidad de revertir a ritmo sinusal, en: paroxística (episodios recurrentes y autolimitados de menos de 7 días de duración), persistente (no cede espontáneamente y dura más de 7 días) y permanente (arritmia estable, de larga duración, en la que no es eficaz la cardioversión, o recidiva tras esta en menos de 24h).
Para descartar las demás posibilidades:
No se trata de una taquicardia sinusal porque no se objetiva onda P en ninguna de las derivaciones.
No se trata de un flúter auricular porque la respuesta ventricular es totalmente caótica y no se aprecia actividad auricular organizada con la morfología típica de dientes de sierra.
No se trata de una taquicardia auricular, porque no hay actividad auricular organizada (distinta de la actividad sinusal) precediendo a cada QRS.
No se trata de una taquicardia supraventricular paroxística (TSVP) porque la actividad ventricular es totalmente desorganizada, a diferencia de lo que ocurre en la TSVP que se caracteriza por taquicardia regular muy rápida.
Autor:
Anxo Fernández Pérez. Residente de Medicina Familiar y Comunitaria. Complexo Hospitalario Universitario de Ourense.
Para saber más:
Bibliografía: Blanco Vidal M, Fernández- Obanza Windscheid E. Electrocardiografía básica. Aproximación práctica a la lectura del EKG.4ª edición 2020.
Electrocardiografía Básica, aproximación prática a la lectura del EKG (campuscardio.com)